Esnobismo para un tránsito en caos
Pocas personas se atreverían a discutir que los problemas más serios de este país en materia de tránsito, son el taponamiento en las ciudades y el manejo temerario de conductores de motocicletas, minibuses, autobuses y camiones.
De ahí es que sale el saldo fatal de muertos y mutilados, dando al país el poco honroso privilegio de ser proporcionalmente el segundo territorio en el mundo donde ocurren más muertes por accidentes.
Es este país también el que tiene más vías llenas de muros o policías acostados que provocan tapones y gasto incontrolado de combustibles, semáforos inservibles, calles, carreteras y autopistas agrietadas, falta de señales de advertencia de peligro, de límite de velocidad, puentes sin barandillas, entre otras carencias atribuibles plenamente a la autoridad.
Aquí es donde camioneros recorren cientos de kilómetros cargados de arena mojada y grava, la que van regando por la vía pública rompiendo cristales ajenos, dañando las carreteras, a altas velocidades, sin luz o con más de la luz reglamentaria, ocupando los carriles que corresponden a los vehículos livianos, sin que la autoridad ponga control.
Con esos problemas sempiternos del tránsito y de irrespeto a la ley sin abordar y mucho menos resolver, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) anuncia la gran novedad de que impondrá un sistema de 20 puntos para quien los agote con violaciones a la ley, se le suspenda la licencia de conducir.
Habiliten las vías, acaben con el caos que provocan los tapones haciendo respetar las reglas de “simple policía”, controlen a los patanistas y motociclistas, y después hablen de sistemas de puntaje propios de países donde la autoridad habilita las vías adecuadamente para que la mayoría de los conductores viajen con seguridad, respeten la ley y las normas de urbanidad más elementales.