América desunida
Los viejos esquemas integracionistas que, como piezas de rompecabezas, iban dando forma a la unidad latinoamericana, lucen hoy agotados.
Por lo tanto, ha quedado un espacio abierto a la segregación y la desconexión entre las políticas y estrategias que conducían a esa unidad.
A tal punto ha llegado la fragmentación que, para cualquier defensa de los intereses regionales, ya América Latina no cuenta con un eje catalizador.
Los contados grupos de países que todavía permanecen aliados por una razón ideológica o porque Estados Unidos y Europa los consideran dictaduras, a menudo rivalizan con sus vecinos o actúan en el mercado internacional por cuenta propia, no con espíritu de aliados hemisféricos.
Este cuadro de fragmentación, que ha hecho perder influencia y voz a América Latina en los escenarios clave del poder económico o político mundial, fue expuesto ayer por los expresidentes Leonel Fernández y Felipe Calderón, en el Foro Global “Tendencias en un mundo en transformación”, celebrado en Casa de Campo, La Romana.
Expertos nacionales y extranjeros subrayaron su preocupación por esta nueva realidad y por las consecuencias que puede tener para nuestros países la creación de un nuevo orden mundial en el que prácticamente quedemos marginados.
De ahí la importancia de varias propuestas formuladas de cara a la Novena Cumbre de las Américas en junio de este año en Los Ángeles, California, en la que Estados Unidos y sus vecinos podrían tener la oportunidad de dar un giro drástico al fenómeno de la desunión latinoamericana.
Si Estados Unidos no cambia su modelo de relación intermitente con América Latina y la cumbre no logra cohesionar al continente en una estrategia pro-democrática y pro-desarrollo, el hemisferio difícilmente vea cuajar los sueños y luchas por una sola América fuerte y unívoca en el concierto de las grandes alianzas mundiales.