Llega la era del “motoconchismo digital”
Así como los vehículos de Uber, los motoconchos han entrado a la moda de las plataformas digitales para ofrecer servicios a los usuarios que huyen del caos de los tapones en las calles de la capital.
Se han convertido en una opción, no tanto la más segura, para aquellos que tienen que llegar a tiempo a sus trabajos o diligencias, sin los contratiempos que presenta una ciudad colapsada por la congestión vehicular.
En otros países de tránsito más organizado y más seguridad pública para los automovilistas, motociclistas o ciclistas, estos vehículos son estampa común en grandes ciudades.
Aquí, en cambio, la masa de motoconchistas actúa con otras formas de comportamiento. Por lo general, son violadores impenitentes de las reglas del tránsito y, según las estadísticas, es en motores que se cometen el 80 por ciento de los actos delincuenciales callejeros.
Ahora, con el agravamiento de los tapones, que obligan a los ciudadanos a padecer hasta una hora de marcha lenta y angustiosa en una distancia de menos de cinco kilómetros, la opción de los “motoconchos digitales” parece tener acogida.
Más allá de lo ágil y rápido que puedan ser para esquivar tapones e ir de un lado a otro con pasajeros, la plataforma digital da un mínimo de garantías sobre la identidad de sus conductores, las tarifas y las rutas trazadas, aparte de ser una nueva fuente de empleos.
Ojalá que no dañen el invento.