Un país a la expectativa

El estallido de la guerra en Ucrania y los efectos directos que está teniendo la inflación en el país, son dos factores inquietantes que, de seguro, formaran el telón de fondo de la comparecencia del Presidente Abinader ante la Asamblea Nacional este domingo.

Lo que constitucionalmente es una rendición de cuentas del ejercicio del gobierno en 2021, necesariamente tendrá que derivar en un espacio en el cual el jefe del Estado podría dar las guías de cómo el país enfrentará los calamitosos impactos de ambos fenómenos.

Esa es la expectativa natural y lógica ahora que, por causas fundamentalmente externas, nuestra economía se ve amenazada por las repercusiones del alza del petróleo, de los insumos en la producción o fabricación de alimentos y cualquier otra derivación gravosa de la guerra.

El presidente Abinader, quien no ha tenido respiro al lidiar con una cadena de dificultades generadas por la pandemia del Covid, está ahora ante uno de los momentos más cruciales de su mandato.

Es hora de que la sociedad acompañe al gobierno en el manejo y la ejecución de las medidas que necesariamente deben imponerse frente a una situación excepcional, como es la combinación de alta inflación y de una posible conflagración del conflicto ruso.

Si la paz mundial se ha tornado ahora quebradiza, lo imperativo es que la nuestra no caiga en fragilidad y para ello es importante que el gobierno ofrezca oportunas respuestas que apunten a minimizar el impacto de las carestías.

Aunque es de rigor admitir que el nuevo ingrediente del conflicto bélico conspira contra toda política estabilizadora y hasta con los avances que hemos tenido en el proceso de recuperación de la economía y de la creación de empleos.

El camino no está fácil para transitarlo, pero solo en un clima de unidad nacional, como el país ha sabido propiciarlo en otras encrucijadas, es que podemos aspirar a salir menos lesionados de esta tormenta perfecta formada por la pandemia, la inflación y la guerra.

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