Opinión

Arrancó bien

El proceso de condicionar el acceso de los ciudadanos a los centros cerrados y a los sistemas de transporte público a la presentación de la tarjeta de vacunación contra el Covid, ha arrancado con buen pie.

La regla está siendo cumplida estrictamente en establecimientos comerciales, hospitales, bancos, supermercados y tiendas, aún a regañadientes de muchos que se negaban a someterse a ella.

Por coincidencia, los que no se habían vacunado están yendo a inocularse no solo para evitarse problemas en el transporte y los centros de trabajo, sino para protegerse mejor de las amenazas de contagio del Covid.

La pandemia sigue activa, con fuerza. Ayer la positividad estaba en 18 por ciento y casi mil personas fueron diagnosticadas con coronavirus.

Eso presagia el posible retorno a restricciones más amplias, como las que existían en las primeras oleadas que demandarán de la cooperación de la ciudadanía consciente.

El gobierno ha agotado todos los recursos a su alcance para que la mayoría de la población se vacune gratis, pero todavía hay gente irreflexiva e inconsciente que se niega.

Y en una situación de real peligro para la salud y la vida, es responsabilidad del Estado salvaguardar la integridad de los ciudadanos recurriendo a todos los mecanismos legales y de persuasión a su alcance para hacer cumplir las restricciones.

En este proceso no pueden permitirse flexibilidades caprichosas que abran el camino al irrespeto de las normas, que sería como declinar todas las acciones preventivas y dejarnos contagiar y morir por culpa del Covid.

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