Pies en polvorosa
Hasta los pudientes haitianos están escapando a la vorágine de violencia de Haití, un indicador de que el horizonte allí, no es nada prometedor.
Esos pudientes están adquiriendo o alquilando propiedades para vivir, para instalar comercios y almacenes en distintos lugares de nuestro país, claras señales de que no confían en una pronta estabilización de la institucionalidad en Haití, minada por el pandillaje armado y las claques de la mafia.
En el pasado, solo unos pocos generales, empresarios o políticos en desgracia se mudaban para este lado buscando refugio, pero desde hace varios meses la migración relevante, de forma legal, la representan estos pudientes que huyen al caos, al peligro y a la quiebra de sus negocios.
Los ilegales, a su vez, siguen pujando por entrar y lo logran burlando de distintas formas los controles fronterizos. Son tantos que es por miles que los devuelven cada mes.
Y así por miles se cuentan los visados que están expidiendo los consulados dominicanos en las localidades cercanas a la frontera, una verdadera zafra a la que habrá que prestarle atención para que no se convierta en un mercado persa.
Estos flujos, legales o ilegales, crean situaciones difíciles al país, pues en su contexto pueden filtrarse los traficantes de armas, drogas y personas.
Hay que tomar en cuenta, también, que la llegada de los nuevos adquirientes de villas,
apartamentos, locales comerciales y terrenos en áreas turísticas y la inserción de sus hijos en colegios, también pueden despertar actitudes recelosas de sus vecinos dominicanos, del mismo modo que las causan las centenares de parturientas haitianas en nuestras maternidades.