La dictadura del sumario

En un mundo de comunicaciones abreviadas y de tecnologías minia­turizadas, las herramientas básicas de la redacción perio­dística han tenido también que someterse a la dictadura del sumario.

Quiero decir, a adaptarse a las condicionantes que fuer­zan al empleo de textos bre­ves o concisos que sinteticen los elementos más importan­tes de una noticia, en lugar de los accesorios.

Esto cabe para los periódi­cos impresos y digitales. En el caso de estos últimos, la li­teral infinitud de sus espacios podría ser una excepción a la regla,pero contradictoriamen­te no lo es.

Porque su naturaleza es la de dar muchas noticias con­tinuamente, para mantener a los lectores mínimamente in­formados de la actualidad de un hecho.

Los impresos, en cambio, no tienen esta ventaja, por­que son finitos en sus for­matos y sus paginajes, pero al generalizarse la costum­bre de la lectoria rápida en las plataformas digitales no han tenido más remedio que ir adecuándose a estas ten­dencias.

Ahora que el modelo tradi­cional de la prensa escrita ha entrado en crisis, con drásti­cas reducciones de la publici­dad que asegura la rentabili­dad del negocio y la mudanza de lectores a las plataformas digitales, la tuerca se nos aprieta.

Las noticias se dan ahora más cortas en los formatos ta­bloides, no tan solo por esa li­mitacion de espacio y de pagi­naje, sino porque los lectores de hoy están bajo el influjo de esta dictadura de las noticias en sumario, salvo en los casos de reportajes, crónicas o con­tenidos de profundidad.

En estos últimos, el lector no busca una noticia que po­siblemente le llegara por otras vías como la radio, la televi­sión o los medios digitales, si­no la masa de información bá­sica y esencial que le permita tener un mayor dominio y comprensión de los hechos.