Sin canillitas ni portadas para competir

La pandemia del Covid se llevó de golpe dos clásicas estampas asociadas al diarismo tradicional: sacó de las calles a los canillitas o pregoneros de periódicos y les quitó a las primeras planas su cualidad de ser pantallas de la actualidad noticiosa.

Los canillitas fueron, por largo tiempo, los anunciadores de las noticias, en base a los titulares de los diarios o revistas que vendían al pregón.

Con los obligados confinamientos o cuarentenas, bajo los cuales estaba muy limitada la circulación de personas o vehículos, al principio de la pandemia, los canillitas se evaporaron.

Al no circular regularmente los ejemplares de la calle, sino los de los suscriptores, también se perdió la dinámica de competir por las mejores portadas.

Los titulares llamativos constituían antes el modo de enganche con los lectores. En alta voz, los canillitas pregonaban las noticias para darles más eco.

Era usual que los vendedores de los diarios estuviesen en las esquinas o en las ventanillas de los vehículos promoviendo la venta del producto.

Y siendo conocedores de las preferencias de los ciudadanos, sabían elegir las portadas que conectaban más con el interés de aquellos.

Ahora es distinto. La tecnología digital, que permite visualizar las portadas y las páginas hojeables de un diario desde un teléfono móvil o cualquier otra plataforma, le ha cantado su réquiem a dos componentes emblemáticos del periodismo tradicional.