Opinión

REFLEXIONES DEL DIRECTOR

El futuro de los diarios impresos

Con la pronunciada caída de la producción y consumo de papel para periódico a causa de la pandemia, los diarios impresos afrontan un futuro cargado de difíciles desafíos.

El papel ahora es un bien escaso y caro.

Las fuertes campañas por la defensa de la foresta en el contexto de la crisis del cambio climático, más la progresiva transformación de diarios impresos en digitales, venían mellando su predominio como soporte decisivo de la comunicación.

Con la pandemia del Covid, que puso al mundo patas arriba al trastornar la economía, la vida regular de los ciudadanos, la transportación aérea y marítima y la circulación de los periódicos, la crisis del papel se agravó aún más.

Cayó la demanda, bajó la producción, las industrias procesadoras cerraron molinos y cientos de periódicos suprimieron sus ediciones impresas y se volcaron a la comunicación digital.

Este fenómeno obligó a la prensa escrita a acelerar sus maneras de reinvención y a plantearse una readecuación del uso de sus espacios, apostando a la calidad de contenidos y a una estrategia que ponga de relieve el alto valor de un periodismo profesional basado en la información veraz y comprobada, libre de manipulaciones y falsedades.

Lo previsible es que esta tendencia continúe. Que muchas cabeceras importantes pasen de ser diarios a otro nivel de periodicidad (semanarios, quincenarios, mensuarios o interdiarios) para seguir sirviendo a la sociedad en soporte papel, muy apreciado por los lectores tradicionales.

El periódico impreso seguirá siendo, por mucho tiempo, un intermediario decisivo en la sociedad. El periodismo reflexivo, prestigioso, apuntalado como un honrado intérprete de la realidad, ha sobrevivido a innumerables pruebas.

La formidable combinación que emerge ahora de diario impreso-digital al mismo tiempo, nos abre alentadoras expectativas.

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