Fuete para los violadores
El mazo fuerte, preciso y rápido de la justicia está cayendo sobre los violadores sexuales con penas generalmente superiores a los 20 años de prisión.
Así es que tienen que actuar los jueces frente a este cáncer social que se ha extendido, precisamente, por la tibieza de la justicia del pasado en castigar a los culpables.
En las últimas semanas hemos percibido un favorable cambio de la laxitud de los tribunales frente a estos delitos, lo cual es una saludable señal de que existe el propósito de penalizar sin más rodeos procedimentales a los autores de incestos y otros atropellos sexuales.
Igual línea debería asumirse frente a otros malandrines que roban, asaltan en las calles, matan o agreden a ciudadanos, pero cuyos juicios se dilatan y se enmarañan en tecnicismos legales pavimentando los caminos de la impunidad.
Las muestras de ayer, cuatro casos de violaciones sexuales y un homicidio reciente, saldados judicialmente con fuertes condenas de cárcel, levantan las esperanzas de que, por fin, la justicia moverá rápidamente sus ruedas o desplegará sus látigos legales contra tantos abusos y crímenes que avergüenzan a la sociedad.