No lo quitaron, pero lo quitaron
Desde hoy tendrá vigencia una ficción de toque de queda, producto de una desescalada de las restricciones existentes para prevenir el contagio del coronavirus.
Oficialmente regirá desde las 9:00 de la noche, de lunes a viernes, pero la gente podrá seguir en las calles hasta las 12:00 de la noche, lo que en la práctica equivale a un desmantelamiento real de la restricción... sin desmantelarla, literalmente.
La finalidad del toque de queda era la de que, complementado con otras medidas de control, contribuyera a desintegrar los modos de movilización usuales de la ciudadanía e impedir, por esa vía, una transmisión más rápida y más envolvente del virus.
Aunque existen fundadas esperanzas de que con la vacunación masiva se podría contener la transmisión comunitaria a través de una reducción significativa de los contagios, todavía no es aconsejable bajar la guardia.
Tampoco conviene abrigar la sensación de que el Covid está de retirada y de que llegó la hora de despedir un año de apreturas, molestias, traumas ni otros desajustes de vida por culpa de la pandemia.
Mientras no nos salvemos todos, no estamos salvados.