Opinión

EDITORIAL

Podemos ver la luz al final del túnel

La llegada de los primeros lotes de vacuna anti-Covid y el inicio inminente de su aplicación en el país representan una carga de esperanzas en la crucial lucha que libramos contra la pandemia.

El mundo, abatido por las saetas de muerte del coronavirus, ansiaba el antídoto.

Ya ese antídoto está disponible en distintas vacunas que, durante varios meses del pasado año, pasaron exitosamente las pruebas de eficacia al ser administradas a miles de voluntarios.

Ahora están a nuestro alcance como una bendición de la ciencia para blindarnos mejor contra el Covid, de la misma manera en que lo hemos hecho, confiadamente, con vacunas para la influenza, la poliomielitis, tétanos, sarampión, difteria, viruela y tosferina.

El deber de los ciudadanos es el de vacunarse para reforzar así su sistema inmunológico y dificultarle al virus su capacidad de matarnos.

Nadie puede, pues, quedar al margen de este decisivo e irrenunciable combate contra una pandemia que se ha cobrado casi 3,000 vidas y que ha sacudido la economía y todas las formas de coexistencia en nuestra sociedad.

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