A cuidarnos todos, como familia

Ahora, más que en cualquier otro momento de la pande­mia, la familia es el blanco del contagio colectivo del corona­virus.

La cadena de transmisión intrafamiliar tiene mucho que ver, según parece, con los recien­tes encuentros de Navidad y Año Nuevo, en el clímax de los desacatos ciudadanos a las res­tricciones.

Vistos los innumerables testimonios de con­tagios colectivos en familias, más que en cen­tros laborales, no cabe más que hacer un lla­mado a los padres e hijos para que retomen las precauciones, o para extremarlas, según sea el caso.

Porque muchos de esos contagios colectivos han tenido su fuente en los encuentros socia­les de jóvenes que, a la vez, han infectado a padres que sí se cuidaban.

O viceversa: de padres trabajadores que lleva­ron el virus a sus casas.

Cuando el contagio toca un núcleo familiar, la situación se torna compleja, incierta y do­lorosa.

Porque es de rigor aislarse entre sí, adminis­trarse medicamentos apropiados y afrontar la posibilidad más indeseada de pagar un cos­toso internamiento clínico. O pagar el precio con la vida.

No queda otra alternativa que luchar ahora para proteger a la familia. Y esto solo pueden hacerlo los que forman ese núcleo.

Este es nuestro llamado apremiante a padres e hijos, amigos y allegados. ¡Protéjanse más y no se atrevan a bajar la guardia!

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