EDITORIAL

Salteadores de camino por todas partes

Robar un celular para luego venderlo o negociarlo por piezas es uno de los atractivos que los atracadores le encuentran a su infame oficio.

La cartera y otras prendas de valor van por añadidura dentro del botín. Pero con el celular les basta para hacer zafra de dinero cada día.

Les dan tanto valor a este dispositivo que, si el asaltado se resiste, puede terminar herido o muerto en el instante.

De hecho, los registros delictivos del país están repletos de casos en los que la sustracción de celulares aparece como causa primaria de estos desmanes.

Una forma de ir desbaratando ese esquema es que la Procuraduría General de la República y la Policía formen una brigada especial para allanar las tiendas de pantalla que funcionan como compra-ventas de estos teléfonos.

Pudiera establecerse un sistema de registro de lo que compran y lo que venden esas tiendas, en lo que el INDOTEL pone en vigor un reglamento que obligará a fijar las huellas biométricas de los propietarios de esos aparatos.

A esta zafra de atracos para robar celulares, a veces con asesinato incluido, hay que ponerle un freno ya. El ciudadano no merece ser una pieza de caza de estos bandoleros.

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