La estrategia marca-país

Hace tiempo que debimos promover, de manera sis­temática y puntual, los ele­mentos potenciadores que tiene el país para atraer in­versiones y turismo en condiciones ven­tajosas, de la manera en que lo han he­cho otras naciones que procuran ofrecer al mundo su mejor imagen.

Ya, por fin, esa estrategia ha sido puesta en marcha como una política de Estado, en alianza con el sector privado, para que sirva de marco a las campañas que habrán de promoverse en to­do el mundo, bajo un sello propio de identidad.

Una de las más elocuentes marcas-país la imprimió Colombia con su lema “Colombia es pasión” en 2012, la cual hizo que cambiara drásticamente su imagen de país violento e inseguro y que, a resultas de ella, retornaran las inversiones y las visitas de turistas con po­sitivo impacto para su economía.

Aquí, afortunadamente, tenemos muchos ex­celentes factores para conjugarlos en una marca-país: nuestros afamados jugadores de grandes li­gas, nuestros artistas, nuestras bellezas naturales y una envidiable biodiversidad y ofertas gastro­nómicas, aparte de frutas, finos puros y piedras preciosas únicas, como el larimar.

Podemos organizar una buena promoción mercadológica que ponga de relieve estos ac­tivos, entre ellos uno casi exclusivo de los do­minicanos: su sonrisa y hospitalidad hacia los de fuera.

Para poder globalizar nuestra marca-país, a quienes debemos empoderar o enamorar primero es a los propios dominicanos que, si de verdad quieren a su país en prosperidad, deben ser los más entusiastas portaestandar­tes de estos valores.

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