Por un “Acuerdo del sacrificio”
El país necesita llegar a un “Acuerdo del sacrificio” para que el Gobierno y la sociedad, que tienen encima una crisis económica y financiera de alto calibre, puedan salir a camino de la mejor manera.
Para eso se necesita una seria racionalización del gasto público, comenzando por una depuración de las nóminas del Estado, sobrecargadas por una política de clientelismo, y la supresión de unas “nominillas” que, según fuentes del gobierno, absorben 25,000 millones del erario mensualmente.
El Gobierno, maniatado por la falta de recursos, ha comenzado a dar los primeros pasos para zafarse de esas apreturas suprimiendo el equivalente a 66 millones de pesos de “compensaciones” a los ejecutivos de las empresas eléctricas estatales.
Lo mismo debería de hacer con otra carga millonaria que representan las llamadas “dietas” u “honorarios” de miles y miles de pesos per cápita a funcionarios de alto nivel que son, al mismo tiempo, miembros de los consejos de varias entidades públicas, y que perciben jugosos salarios mensualmente.
El “Acuerdo del sacrificio”, que debe ser el producto de un consenso con otros sectores que sí están obligados a aportar su cuota de sacrificio o responsabilidad social, comienza por identificar áreas en las que se puedan hacer estos ahorros en beneficio de la reactivación económica del país.
Hay sectores que disfrutan de exenciones considerables. Partes de ellas pueden ser liberadas en aras de facilitar la mejoría de la capacidad financiera del gobierno y, por ende, permitirle crear más fuentes de empleos.
Hay que allanar el camino para un consenso de esta naturaleza, tomando en cuenta que el país atraviesa por una situación económica y sanitaria difícil que no debemos resolver con más y más endeudamientos, ni tampoco con un dispendio de recursos, como los que se ha llevado, por años, la corrupción administrativa al amparo de una perversa impunidad.