¿Apocalipsis universitario?
La pandemia del Covid también ha devastado nuestro sistema universitario, profundizando una deserción estudiantil como nunca antes había experimentado.
La dificultad de adquirir dispositivos electrónicos para las clases virtuales, la falta de dinero para cubrir sus matrículas por causa del desempleo y otros factores, alejan a los universitarios de las aulas.
La crisis se refleja, automáticamente, en el profesorado.
Los que no están preparados para la docencia virtual o cuyas especialidades no atraen el interés de los bachilleres que aspiran a profesionalizarse, están en trance de marginación de sus empleos.
Es una situación dramática a la que el Gobierno le está haciendo frente, en la medida de lo posible, para financiar las inscripciones o reinscripciones de los alumnos de escasos recursos.
Y las universidades, por el otro lado, se reinventan rápidamente para ajustarse a los nuevos esquemas de la virtualidad, sin dejar de admitir que afrontan una crisis de sus matrículas que se venía dando desde el principio de la pandemia.
El futuro que columbran es uno en el que las carreras de grado y las maestrías sean más cortas y en la intensificación del uso de nuevas tecnologías de la enseñanza, tal como es la tendencia en el mundo actual, desde antes de la irrupción del coronavirus.
Lo cierto es que así como la pandemia amenaza la salud y la vida, así pone en serio riesgo la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes, la cantera de talentos que necesita una nación para desarrollarse y prosperar.
¡Qué lamentable!