Pasamos los 100,000 contagiados
Con todo el andamiaje epidemiológico y las inauditas medidas de confinamiento y prevención, la pandemia del Covid ha infectado ya a más de 100,000 ciudadanos y causado casi 2,000 muertes en seis meses.
Descontando los más de 73,000 que pudieron superar el contagio y calculando que, según las estadísticas que manejan los expertos, por cada infectado hay 10 no detectados, sobran razones para no tirar la toalla en la lucha contra este terrible flagelo.
Aun cuando se observan señales de reducción de demandas de camas para pacientes de Covid y de cuidados intensivos, es aconsejable mantener activas las alertas y las medidas de prevención como se hizo desde el principio.
Desde entonces hemos ido aprendiendo que hay tres claves para defendernos: el uso sistemático de las mascarillas, el lavado continuo de manos e higienización de ambientes y el distanciamiento físico entre las personas.
Las medidas restrictivas, como el toque de queda, el confinamiento de los adultos mayores en sus casas y el cierre de comercios y empresas, más los cinturones epidemiológicos en lugares donde el brote es más agudo, todavía tienen razón de ser.
Claro, no todos los ciudadanos aceptan o se conforman con vivir así. Muchos se resisten y desafían el peligro real. Otros se cansan y sucumben ante los impactos psicológicos que acompañan estos inéditos estilos de vida.
Pero así como es un hecho cierto que la pandemia no ha sido totalmente controlada (ningún país lo ha logrado por el momento), así debemos entender que no podemos bajar la guardia en el empeño por enfrentarla.
Porque el virus va y viene, como las olas del mar. Y hasta que la humanidad no cuente con las vacunas preventivas y los tratamientos sanadores, la covidianidad será siempre la gran espada de Damocles que penderá sobre nuestras vidas.