Opinión

A la batalla decisiva contra el Covid

El Gobierno delineará hoy su estrategia contra la pandemia del coronavirus y lo que el país espera es que definitivamente halle el punto nodal del enemi­go y le dispare a matar.

Hasta ahora, el virus ha circulado a sus anchas, aprovechando las zonas vulne­rables de una comunidad que ha relaja­do las medidas de prevención y las in­fructuosas estrategias que ha utilizado el sector salud para contenerlo.

De las medidas que decida hoy el Go­bierno dependerá el éxito o el fracaso de esta batalla, que debería ser decisiva para aplanar la curva de contagios y de muertes, cada vez creciente.

Con franqueza hay que decir que, a lo largo de esta lucha, no hemos tomado las valientes y duras medidas que efec­tivamente dieron resultados en otras na­ciones atacadas ferozmente por el virus.

Se atravesaron en el camino otras ponde­raciones que de alguna manera condiciona­ron la lucha. Y ahora nos damos cuenta de que no podemos aspirar a una recuperación económica o a una “nueva normalidad”, si antes no desterramos la amenaza.

En ese combate hemos perdido mu­chas energías vitales. Hemos perdido a 25 médicos que estaban en la prime­ra línea del frente, a 1,500 ciudadanos y hemos llegado al momento de tener más de 87,000 infectados, cuya sobre­vivencia está en manos de Dios y de la ciencia.

Para poder entrar en el camino de la recuperación gradual de la acti­vidad económica primero debemos aplanar y controlar la pandemia. No hay manera de librar batallas para­lelas con una pandemia indomable y todopoderosa.

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