¿Quién controla la desescalada?
La desescalada comporta restricciones, no tantas ni inflexibles como las que rigen en un estado general de cuarentena.
Ahora que se han levantado muchas de ellas, más difícil se hace el control de su cumplimiento.
Por ejemplo, ¿quién garantiza que las horas dispuestas para la apertura de negocios, según su naturaleza, se respeten cabalmente para lograr el objetivo de regular la movilidad humana en las primeras horas de la mañana?
Por igual, ¿quién garantiza que los vehículos del transporte público se ciñan a la regla que limita el número de pasajeros en conchos, buses y minibuses?
O ¿cómo puede ejercerse el debido cumplimiento de las normas que limitan el porcentaje de empleados o trabajadores de las empresas, según su tamaño y naturaleza, para evitar la aglomeración de personas en un mismo recinto?
El éxito de una desescalada depende de estos controles y del comportamiento de los ciudadanos frente a otras disposiciones que se impusieron en la cuarentena, pero que deben mantenerse en aras de evitar mayores contagios del coronavirus.