REFLEXIONES DEL DIRECTOR
No volveremos a ser lo que éramos
Puede resultar duro o pesimista decirlo, pero tras los violentos descalabros de los paradigmas modernos por culpa de la pandemia del Coronavirus es previsible que la prensa impresa tradicional deje de ser lo que antes era.
Ahora mismo, con un panorama de severos recortes de publicidad, los diarios más robustos del mundo se visualizan con ediciones no mayores de 24 páginas o mínimo de 16 no para dar propiamente las noticias que se difunden por los medios digitales, sino otros contenidos de profundidad y calidad que ayuden a explicar el por qué de esos episodios.
En varios paneles organizados por la Sociedad Interamericana de Prensa en su reciente conferencia tecnológica virtual, los directores y otros especialistas examinaron la realidad actual del modelo periodístico y proyectaron una época de transformaciones en la que lo digital será la plataforma por excelencia para desarrollar el periodismo del futuro.
Christopher Barnes, presidente de la SIP y director del The Gleaner, de Kingston, Jamaica, un diario de 190 años, lo admitió francamente: “Los periódicos no volverán a su estado anterior a Covid-19. Por lo tanto, tenemos la oportunidad de un mandato para arreglar nuestra estructura de costos. El producto impreso no morirá; el contenido creíble no morirá. Es solo que las personas y las empresas serán más digitales en el consumo de nuestros medios”.
La alternativa, como ya hemos planteado, es la de asumir las nuevas tecnologías que facilitan el desarrollo del periodismo digital y darle un mayor uso al análisis de datos, a los análisis noticiosos, a los enfoques del periodismo de soluciones, a las crónicas, reportajes y colaboraciones de expertos en distintas materias.
Los ingresos previsibles, que pueden ayudar a la subsistencia de los impresos combinados con otras opciones publicitarias y modalidades de organización de eventos e impresos comerciales, revistas y otros productos, llegarán por la vía digital, ya que la mayor parte de las actividades humanas quedarán subordinadas a la nueva cultura de la virtualidad, donde la tecnología será la reina.