Evitemos una tragedia mayor
Con casi el 45 por ciento de todos los contagiados por coronavirus, la capital dominicana es el foco activo más peligroso de la pandemia.
Por lo tanto, el Covid-19 tiene en la metrópolis su más amplio y propicio terreno para propagarse y matar o envilecer a muchos ciudadanos si no adoptamos rígidas medidas de protección para contener la fuerza de su ataque.
El operativo de tres días consecutivos que las autoridades harán desde hoy hasta el sábado en escala intensiva, es una apremiante respuesta a esta grave amenaza contra la salud de más de 4 millones de personas.
El hecho de que la mayoría haya sido inconsecuente con las medidas impuestas bajo el estado de emergencia, unido a la insalubridad de muchos barrios que carecen de agua potable y acceso a las atenciones de salud, ha agravado los riesgos que entraña la circulación del virus entre la población.
De ahí que deba constituir un acto de responsabilidad ciudadana el de cooperar con el operativo especial que procura detectar personas con síntomas, para proceder a su inmediato aislamiento y tratamiento, y a la desinfección de sus calles, hogares y espacios públicos.
Es un esfuerzo supremo, vital, que imponen las circunstancias al comprobarse el alto número de muertes y contagios en el Distrito Nacional y los tres municipios de la provincia de Santo Domingo, una verdadera bomba de tiempo para la salud humana.
Los sacrificios que debimos hacer y no hicimos son ahora más imperativos si queremos evitar que el virus circule y se eviten más víctimas.
Si seguimos siendo indiferentes o displicentes, entonces que nadie grite y se queje cuando tenga el lobo de frente envileciendo sus vidas o suprimiéndolas para siempre.
Así que cooperemos decisivamente para economizarnos una tragedia mayor.