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EDITORIAL

El Presidente frente a la tragedia

Un “trago amargo”, como él mismo lo dijo, es el que apura hoy el Presidente y todo el país al enfrentar la amenaza del coronavirus en sus dos planos dilemáticos: el de salvar vidas y el de evitar el naufragio de la economía nacional.

Frente a esta encrucijada, durante su alocución al país el pasado viernes, el presidente Danilo Medina se situó en el justo medio que aconseja la realidad. No bajar la guardia en la aplicación de las fuertes restricciones a la movilidad humana, sobre todo de cara a la fase más crítica que está por llegar, ni de apresurar el “regreso a la normalidad”, reabriendo negocios en los próximos días.

El Presidente lucía abrumado y presionado, como está el resto de los ciudadanos, frente a esta alternativa. El gobierno ha tenido que cambiar drásticamente todas las agendas del país para afrontar las urgentes necesidades de asegurar la salud y la vida, sin abandonar a su suerte a los sectores que promueven el trabajo, la inversión y las riquezas nacionales, para salvarlos del naufragio.

A los ciudadanos les ha pedido que cumplan estrictamente las disposiciones del confinamiento, el distanciamiento físico y la higiene, objetivos difíciles en una sociedad llena de gentes indisciplinadas, irrespetuosas de las normas o sencillamente indispuestas para someterse a un encierro que agravaría la precariedad de sus escasos ingresos y alimentos.

Aunque siempre nos pareció lento y dubitativo el accionar del gobierno frente a la amenaza, el Presidente se mostró decidido a endurecer las restricciones y a volcar más recursos, humanos y técnicos, para reforzar la atención de los contagiados y para amortiguar las necesidades de dinero, comida y medicinas de los pobres.

Por igual, el Presidente no cedió a las presiones por un temprano retorno a la actividad comercial general y reveló que el Gobierno tiene listo un paquete de medidas de recuperación para aplicarlo después que atravesemos la curva de la muerte de la pandemia.

Los más acreditados organismos internacionales de financiamiento han pronosticado que la economía dominicana será la única, en la región, que no caerá en recesión este año, lo cual es una reanimadora expectativa que justifica no apresurarmos a una falsa normalidad.

El LISTÍN DIARIO tiene una clara posición en esta disyuntiva: apoya las restricciones (que serán temporales) para salvar a la gente, pero también apoya que los empresarios salven a sus trabajadores, a sus capitales y, sobre todo, a sus clientes, que somos todos y necesitamos sobrevivir, en este orden de prioridades.

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