Esto es en serio
Aunque parezca repetitivo, vale recordar que las dos medidas prioritarias que ayudan a contener la propagación del coronavirus son la cuarentena total y la extrema higiene personal, que implica protección del rostro y las manos con mascarillas y guantes.
La primera, la del aislamiento social, se impone con la fuerza legal y militar del Estado. La segunda, con la voluntad de los ciudadanos, siempre que estos logren hacer conciencia de que el peligro de contagio es real porque los vectores son, precisamente, los propios humanos.
Ninguna de estas alternativas se ha aplicado aquí en sentido general porque son inauditas, fuertes, odiosas o trastornadoras o porque la visión del gobierno y de la sociedad no compatibilizan. O porque queremos hacerlo desde nuestras zonas de confort, con mínimos sacrificios.
En verdad, estas medidas no se aplican como mandan las circunstancias porque minimizamos la amenaza. Tardía y timoratamente sacamos las armas. Tardía y timoratamente reaccionamos luego a los golpes de frente que el virus comenzó a darnos, hasta que descubrimos que no se trataba de una historia de ficción.
El ministro de Salud Pública, que tiene a su alcance información privilegiada sobre la evolución de la pandemia, ha pedido públicamente al Presidente de la República que arrecie las medidas de aislamiento adicionalmente al toque de queda.
Lo mismo que el LISTÍN DIARIO y otros sectores de la sociedad han venido demandando desde hace más de un mes. No nos cansaremos de hacerlo, aunque parezca una necedad.
Proponemos un mecanismo de escalamiento de esas medidas. Declaremos cuarentena total en las ciudades foco de la pandemia, donde más muertes y contagiados se han registrado, y cuarentena parcial en las demás, sin bajar la guardia en la aplicación de las medidas de prevención y de atenciones prioritarias de salud.
Luego, que se extienda el toque de queda de 1:00 de la tarde a 7:00 de la mañana del día siguiente, de jueves a domingo, a nivel nacional, sin aflojar el estado de cuarentena total en las ciudades foco, hasta que logremos frenar la velocidad de la propagación del virus.
Y al gobierno que use sus logísticas para asegurar el abastecimiento de medicinas, alimentos y otros artículos de primera necesidad bajo el concepto de estado de guerra, donde no hay licencias para cherchas, giras a playas o aglomeraciones en las calles.
No estamos en una temporada de béisbol donde se sabe cuándo comienza y cuando termina.
Esto es en serio. Y así debemos tomarlo.