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No perdamos tiempo

Con la velocidad con que se ha propagado el coronavirus por el mundo ninguna nación está libre de contagio, mucho menos la nuestra que, en distintas circunstancias, ha dejado ver sus vulnerabilidades para hacer frente a emergencias de esta envergadura.

El hecho de que aquí no se haya registrado todavía un número de casos sospechosos o positivos que muevan a alarma no es óbice para que tomemos medidas preventivas de mayor calado que las que existen, a fin de adelantarnos a lo que nos viene encima.

Urge poner los candados en las áreas más porosas de la propagación: los puertos y aeropuertos por donde llegan ciudadanos provenientes de países severamente afectados por la pandemia. Solo existe una prohibición temporal de vuelos desde Milán, Italia y por un solo aeropuerto del país, el de La Romana, y justamente de Italia fue que vino el ciudadano que resultó ser el primer paciente positivo aquí.

Como el coronavirus ha causado en otros países tantos estragos, como en Italia, resulta inconcebible que todavía no se hayan impuesto semejantes vedas a los vuelos que provengan de las nuevas áreas afectadas o, por lo menos, que se sometan a cuarentena a los pasajeros nativos de esas naciones.

Las autoridades dominicanas informaron anoche que tienen bajo control al coronavirus y que en la medida en que esta enfermedad ofrezca riesgos potenciales de circular en el país, se irán dando las respuestas adecuadas a la situación.

Nuestro temor es que como el virus se incuba por más de dos semanas en el organismo humano sin dar evidencias de que está latente, esto dé lugar a que muchas personas que lo engendran se mezclen sin precauciones en cualquier grupo pensando que son sanos. Y multipliquen el contagio. Esa es la circunstancia que explica —a la vez que sorprende— la rápida y masiva gravitación que ha tenido el coronavirus en el mundo, presente ya en 120 países y matando a 4,720 personas de un total de 128,343 infectados.

Si sabemos que esa es su ominosa dinámica, ¿por qué demorar la prohibición de vuelos desde las zonas más atacadas, sometidas hoy a estrictas cuarentenas de sus ciudadanos, si es tan real y casi palpable su inminente circulación entre nosotros?

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