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La prevención nos corresponde a todos

Una eficaz política para enfrentar la amenaza del coronavirus se compone de dos pasos básicos: mucha higiene, sobre todo con el lavado de las manos y la protección del rostro con mascarillas, y prudente exposición frente a personas o escenarios de riesgos.

La prevención debe asumirla, en primer grado, el ciudadano, aplicando las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias, mientras que las demás acciones de contención corresponden al Gobierno, que también implican protección a la salud humana.

Dentro del paquete de opciones que el Gobierno tiene a su alcance figuran la limitación del movimiento de personas, cuando la enfermedad adquiere dimensiones epidémicas; la suspensión de ciertas actividades públicas y privadas; la imposición de cuarentenas a los pacientes contagiados y cualquier otra medida que responda a una situación de emergencia nacional.

Ya otros países las han aplicado, al costo de un incalculable sacrificio social y económico, pero no queda de otra ya que este nuevo virus, expansivo y letal, se propaga por encima de las barreras defensivas de los sistemas inmunológicos de las personas y de toda frontera física.

Es importante lo que acaba de anunciar el Ministerio de Educación de que ha preparado una guía para la impartición de docencia a distancia, en caso necesario, mientras algunas instituciones ya están columbrando cómo seguir operando mediante el método de tele-trabajo.

Son alternativas para salvar el ritmo de las jornadas laborales o docentes desde los hogares, en caso de que sea necesario aislar totalmente a un conglomerado o la población de una ciudad o del país, tal como lo han hecho aquellas naciones donde la incidencia del coronavirus ha sido catastrófica.

Las prácticas sistemáticas de higiene personal, obligatorias e imprescindibles para enfrentar la epidemia, no pueden ser relegadas dentro de su alta prioridad. A ellas le siguen el cumplimiento de las órdenes que emita el Gobierno para minimizar los riesgos que provienen de los contactos entre personas y grupos.

En vista de la rápida propagación que ha tenido el coronavirus en el mundo, adquiriendo dimensiones pandémicas, muchos países han restringido temporalmente el ingreso de personas desde el exterior, los viajes terrestres, en avión y en barcos y la presencia de gente en las calles, como si fuera un estado de sitio.

Lo conveniente, como dijimos en editoriales anteriores, es no bajar la guardia en el combate contra el virus y prepararnos mentalmente para el peor escenario, como enseñan los genios de la estrategia militar.

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