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La deportación inútil

Por la misma puerta que los sacan, por esa misma, o por otras alternas, vuelven al país en menos de lo que canta un gallo.

Tal es, a grandes rasgos, el efecto de las llamadas “dinámicas” que motorizan el desplazamiento de miles de ilegales haitianos a nuestro país, según las observaciones del jefe de la Organización Internacional para las Migraciones en Haití.

Giuseppe Loprete dice que, a fin de cuentas, los operativos realizados por las autoridades militares y de migración de nuestro país para deportar a los ilegales son “inútiles”, pues los repatriados “regresan inmediatamente a la República Dominicana, usando otro paso o incluso el mismo”.

“Simplemente se dan la vuelta”.

Tratándose de la autorizada fuente que lo dice, hay que sospechar que, ciertamente, las deportaciones son inútiles, aunque ello implique un alto e irrecuperable costo para nuestro país que, en estos momentos, tiene más de 9 mil soldados en la frontera tratando de contener estos masivos flujos.

Por lo visto, el dinero y el tiempo que emplea el Estado dominicano para movilizar tal cantidad de tropas más los inspectores y los vehículos de Migración y la Policía en el interés de detenerlos y repatriarlos, es una inversión perdida.

Porque lo cierto es que cada día se informa de expulsión de haitianos que, según los voceros militares “intentaban entrar en el pais”. Pero no es que intentaban, es que lo lograban. De lo contrario no hubiesen podido ser apresados en nuestro territorio, ni deportados mucho menos.

Lo que ha dicho el representante de la OIM en Haití es preocupante, aunque sea una realidad conocida por muchos. Él está poniendo de manifiesto que el ingreso ilegal no ha sido totalmente controlado, y dice que existen más de cien pasos para que los ilegales se burlen de nuestros controles.

Aparte de confirmar el carácter poroso de nuestra frontera, el señor Loprete ha dicho que un contexto como este han prosperado los traficantes de personas que explotan a los desesperados cobrándoles 500 y hasta 2,000 dólares por traerlos al país.

En pocas palabras, lo que nos ha querido decir el representante de la OIM, es que de nada valen los costosos y sistemáticos operativos de deportación porque los haitianos entran y salen de este país como Pedro por su casa.

¡Irrefutable corolario!

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