Nuestras condolencias al Presidente

Con el deceso del señor Juan Pablo Medina, padre del Presidente de la República, desaparece el tronco de una prole que, enraizada en una humilde comunidad rural, ha dado sobresalientes servicios a la patria, desde la política, las profesiones liberales o desde el duro trabajo en la agricultura.

Consagrado durante más de 60 años al cultivo de la fe en Dios en su condición de evangélico pentecostal en la provincia de San Juan, el señor Medina levantó una familia de ocho hijos, dos de los cuales, Danilo y Yomaira, se han destacado en la vida política del país.

Tenía 101 años, lo que significa que su paso por el mundo fue prolífico en experiencias de vida como hombre de trabajo, ejemplo de fe y de compromiso familiar, pero más que nada, de humildad y honradez.

Su fallecimiento cerró un ciclo de recaídas en su salud que lo obligaron a someterse, recurrentemente, a internamientos clínicos en esta capital.

Ocurrió en un contexto singular. A pocas horas de conmemorarse el Día de los Fieles Difuntos, una tradición de la Iglesia católica destinada a celebrar la muerte como un nacimiento a la vida celestial, en el reino eterno.

Y ocurre también en plena celebración del Mes de la Familia, tiempo en el cual se ponen de relieve los valores de la unidad del núcleo más importante de una sociedad.

Don Juan Pablo Medina debe descansar en paz, pues supo administrar dos dones que Dios ofrece a sus hijos: la fe en la salvación tras el pecado, y la misión de formar familia, mediante el matrimonio, para la reproducción del género humano.

LISTÍN DIARIO presenta las más sentidas condolencias al presidente Medina y a toda su familia en este momento de pena y de tristeza.