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Una noticia desalentadora

Los centros de atención primaria fueron concebidos, desde el surgimiento del nuevo modelo de la seguridad social hace 19 años, como la puerta de entrada a un sistema de salud que prometía una mayor y mejor atención médica para el pueblo.

A casi dos décadas de ese momento histórico, el más desolador balance que se puede hacer, en este aspecto, es que la atención primaria ha devenido en un ideal fallido, en una ilusión perdida, en un verdadero desengaño.

Fuese por displicencia, por choque de intereses mercuriales o por cualquier otra razón determinante, lo cierto es que esta meta inicial y primordial, ha sido sistemáticamente bloqueada desde su origen, en el mismo núcleo de los principales actores de la seguridad social.

La falta de esos centros, en número y condiciones de equipamiento aptos para dar el servicio de atención primaria a los ciudadanos, ha sido la causa de la sobredemanda de consultas y tratamientos en los hospitales públicos, sean generales o especializados.

La ciudadanía ha sufrido esta distorsión de muchas maneras. Padeciendo las penurias de buscar y no recibir atenciones adecuadas en hospitales a los que acuden, o pagando un 40 por ciento más de los costos estimados al tener que recurrir a centros médicos privados.

Y todo luce que ese seguirá siendo el derrotero fatal de tan importante meta, pues el ministro de Trabajo, Winston Santos, que es a la vez el presidente del Consejo Nacional de la Seguridad Social, ha dicho que no hay dinero para implementarla.

¡Qué bien! No hay dinero para blindar la salud de los ciudadanos con mecanismos de prevención o pronta atención a sus necesidades de salud, pero sí para derrochar en campañas electorales, en compras o servicios sobrevaluados o para engordar las cuentas de los corruptos.

El compromiso con la salud humana es sagrado. Y es mandato constitucional.

No puede haber excusas al desdén o al incumplimiento frente a un pilar decisivo del sistema de la seguridad social, solo porque no les cuadra a los grupos de intereses que controlan el sistema.

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