El Hemocentro, una obra indispensable
La búsqueda urgente de sangre para atender las emergencias de salud de los ciudadanos es uno de los dramas más angustiosos en las familias dominicanas.
Sea porque hubo un accidente o porque el paciente requiere ser intervenido quirúrgicamente, la necesidad de buscar donantes apropiados se convierte en clamor cotidiano, especialmente por las redes sociales.
Pero no siempre aparecen a tiempo los donantes ni mucho menos el tipo de sangre requerido en los bancos de sangre del país, porque vivimos en una incipiente cultura de las donaciones.
El panorama tendrá que cambiar, significativamente, en el futuro inmediato cuando el Hemocentro Nacional, puesto ayer en funcionamiento por la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, pueda ofrecer, gratuitamente, sangre entera y sus derivados a los ciudadanos que lo requieran.
Un servicio de alto sentido humano para salvar vidas que están en peligro cuando las madres parturientas sufren hemorragias, cuando hay heridos en accidentes de tránsito o por otra causa, o cuando hay ciudadanos que, por distintas patologías, como desnutrición y anemia, están faltos de glóbulos rojos para sobrevivir.
Pero el Hemocentro también es útil porque, al contar con una provisión de sangre y sus derivados de una manera oportuna, segura, eficiente y confiable, se minimizarán los riesgos que entraña el uso de sangre no procesada correctamente en la trasmisión de enfermedades diversas.
Para que pueda cumplir exitosamente su misión, es indispensable que toda la sociedad se alinee en una cultura de la donación voluntaria de sangre para que, entre todos, nos ayudemos a la hora de necesitarla.
Cuando esté operando al ciento por ciento, las personas no tendrán que ir al Hemocentro, situado en la Ciudad de la Salud de la avenida Charles de Gaulle, sino que una red de 16 servicios hospitalarios se ocupará de su distribución a nivel nacional.
En tiempos de catástrofes, este Hemocentro también podrá jugar un papel relevante en el suministro de la sangre que se requiera para salvar vidas humanas.
Se trata de una de las obras más importantes del Gobierno, de alto sentido humanitario y humanizante a la vez, que la sociedad debe cuidar con el mayor celo.