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Un futuro cargado de nebulosas

El Día Internacional de la Juventud ha encontrado a los jóvenes dominicanos en una de sus peores disyuntivas. En pocas palabras, con escasos caminos abiertos para abrirse paso en la búsqueda de un mejor futuro.

El 66 por ciento de los que tienen entre 15 y 24 años de edad que ni estudia ni trabaja, son mujeres, según la Oficina Nacional de Estadísticas; pero lo peor es que los que todavía estudian en liceos o universidades desertan ahora con más prontitud.

Se calcula que el 33 por ciento de los estudiantes universitarios abandona las aulas, aunque se trate de academias públicas o privadas donde no se les cobra tanto dinero.

Es que encuentran que proseguir los estudios es difícil si no tienen trabajo remunerado, sea formal o informal, para costear su formación.

Algunos que trabajan, bajo formatos de subcontratación o de ingresos por propinas, no tienen garantías de estabilidad laboral ni mucho menos de la protección adecuada por vía de la seguridad social.

Muchos dejan los estudios para aprender oficios o destrezas tecnológicas, en el entendido de que con estas últimas sí es posible enganchar en los nuevos oficios automatizados que sustituyen las viejas formas de la producción nacional.

Esta es una dura realidad para la cual no parecen tener respuestas, pues ni desde las cúpulas partidarias ni desde los centros de mando del Estado se promueven reformas reales que cambien este panorama de nebulosas.

Triste destino el de un país cuya juventud percibe que no tiene futuro.

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