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Las múltiples caras de la trata de personas

La trata de personas y el tráfico ilícito de estas son dos crímenes trasnacionales muy recurrentes en nuestra sociedad, pese a los esfuerzos que se han hecho para evitarlos, castigarlos y minimizarlos.

Mucha gente tiene la idea de que la trata de personas se circunscribe, únicamente, a los casos en que hay explotación sexual o laboral de las víctimas, pero el problema tiene otras expresiones.

Por ejemplo, usar niños o ancianos o personas con alguna discapacidad física para fines de mendicidad, es trata de persona. Pero para que estas y otras formas sean conocidas y denunciadas, es preciso una campaña más intensa de orientación y de información.

Otro ejemplo. En muchas familias pobres se da el caso de que ofrecen o entregan a sus hijos menores, principalmente niñas, al supuesto “cuidado” de parientes o personas con mejor posición económica, y al final resulta que las esclavizan poniéndolas a trabajar en casas de familia, violentando sus derechos y su dignidad.

La explotación sexual de niñas o mujeres que son “contratadas” por dueños de prostíbulos o traficantes de personas, es tan mayúscula y extendida en el país, porque puede darse en doble vía. O trayendo desde fuera, o “exportándolas” desde aquí.

Hoy es el día mundial dedicado a la concientización sobre la gravedad de ambos delitos. La República Dominicana ha logrado situarse en el lugar número dos en cumplimiento de acciones para atacar esos flagelos.

Cuenta con una estructura interinstitucional y con un plan de acción de tres años con objetivos estratégicos para enfrentar el negocio de los traficantes y explotadores de personas, sin dejar de reconocer los contubernios de militares, policías, fiscales o gente con alguna influencia en oficinas públicas.

No es una lucha fácil, pero hay que librarla cueste lo que cueste.

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