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EDITORIAL

Respeto y realce de los Símbolos Patrios

La Ley sobre los Símbolos Patrios, recientemente promulgada por el presidente Danilo Medina, está llamada a detener la progresiva devaluación en que han caído los sagrados emblemas de nuestra independencia.

El más vapuleado de esos signos ha sido la Bandera Nacional, cuyo incorrecto uso como atuendo de bailarines indecentes o en actividades ajenas al homenaje patriótico, así como manto para cubrir los sarcófagos de narcotraficantes y delincuentes callejeros, se salió de control.

Con el Escudo, también pasa lo mismo. Sus características han sido adulteradas hasta en documentos oficiales, como si a los responsables de esas faltas no les importara para nada la preservación intacta de su configuración original.

Y con el Himno, ni se diga. Cuando éste se interpreta, en el momento de subir o bajar la Bandera, o en una ceremonia especial, pocos ciudadanos se toman el cuidado y el debido respeto de detenerse en solemne reverencia, ya que se trata del más hermoso canto a la libertad y a las virtudes nacionalistas de los dominicanos.

Si los ciudadanos nacidos en esta tierra no aman, respetan ni realzan sus Símbolos, no podemos pedirles a los extranjeros que lo hagan. De hecho, numerosos han sido los casos en que haitianos han quemado o pisoteado nuestra Bandera, sin mayores consecuencias.

La Ley de los Símbolos Patrios pasó mucho tiempo rodando de Cámara en Cámara en el Congreso, como una muestra elocuente de imperdonable indiferencia. Al fin fue aprobada y ya está promulgada, lo que indica que está para estricto cumplimiento.

En esta oportunidad, se han reunido en un solo cuerpo disposiciones dispersas sobre cada uno de los Símbolos Patrios de manera individual, y lo que hace falta ahora es revalorizar a éstos a la luz de lo que manda la nueva ley.

Probablemente los años de permisividad que pasamos sin prestar atención al descuido de nuestros Símbolos haya sido una razón poderosa para que las nuevas generaciones estuviesen ajenas a su significado.

Ahora es la oportunidad, para que, tanto la Dirección de Efemérides Patrias, los ministerios de Cultura y Educación, el Instituto Duartiano y las entidades patrióticas, hagan un esfuerzo colectivo para difundir los contenidos de esta ley.

Como incluye penalizaciones muy concretas, también es un deber de las autoridades del Ministerio Público hacer saber a la ciudadanía que el irrespeto a los Símbolos Patrios conlleva consecuencias penales.

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