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Collado y el patrimonio municipal

La práctica del “manirrotismo” o del despilfarro de los recursos del erario ha sido uno de los pecados capitales más extendidos y menos castigados de la administración pública, tan grave como el de la sobrevaluación de bienes y obras del Estado.

La poca rendición de cuentas, especialmente entre ayuntamientos del país, alienta este gasto sin control ni prioridades, sobre todo si se trata de complacer el clientelismo político llenando de “botellas”, o personas que simplemente cobran sin trabajar, sus nóminas oficiales.

El respeto al erario, que es un patrimonio del pueblo porque se crea en base a los beneficios e impuestos que pagan los contribuyentes, es una virtud que escasea en los estamentos oficiales que son puestos bajo la responsabilidad de algunos funcionarios inescrupulosos, quienes entienden que ejercer el cargo equivale a una licencia para el enriquecimiento desmedido.

En medio de este panorama, que nadie en el país ignora porque son muy evidentes los casos de sobrevaluación de obras, bienes y servicios con cargo a los fondos del Estado, aparece como un gesto inédito la decisión del alcalde del Distrito Nacional, David Collado, de proteger el patrimonio municipal al revisar las condiciones en que fueron contratados muchos servicios públicos, como el de la recogida y disposición de la basura y el aseo urbano.

La revisión de uno de esos contratos le ha permitido al ayuntamiento reducir la deuda de 481 millones de pesos con una empresa recolectora de basura a 120 millones de pesos, una economía que también ha podido hacer al renegociar el precio de recogida con la misma empresa.

Collado ya había logrado con otra recolectora eliminar más de 80 millones de pesos de deuda, redondeando así un ahorro de 1,300 millones en el conjunto de esas renegociaciones, con lo cual mejorará la capacidad y eficiencia del Ayuntamiento del Distrito Nacional para recoger y disponer la basura a un menor costo.

El alcalde también modificó el contrato de facturación y cobranza de la basura, y de ese modo el ayuntamiento ha recuperado la eficiencia de gestión y avanza hacia su cuarto y último año con una previsión de ahorro, por este concepto, de 680 millones de pesos.

Uno de los pilares de este esfuerzo de eficiencia lo constituye la asesoría del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para transparentar los ingresos y gastos del ayuntamiento, las licitaciones y las adquisiciones de bienes y servicios así como las inversiones en obras municipales.

Cuando a las instituciones públicas se llega con la finalidad de servir a la ciudadanía, no a malgastar los fondos del erario ni mucho menos a llevarse los dineros hasta en la suela de los zapatos, estos son los positivos resultados que se cosechan.

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