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Samaná necesita su politécnico

La única manera de subsanar el imperdonable error de amontonar, sin uso durante nueve años, valiosos equipos técnicos donados por España para crear un politécnico en Samaná, es que el Gobierno asuma la responsabilidad de ponerlos en funcionamiento.

No hay razones, que pudieran considerarse de fuerza mayor, que justifiquen este desdén hacia una donación que se hizo con las mejores intenciones y que ha quedado demostrada en el caso de Consuelo, San Pedro de Macorís, que fue beneficiada al mismo tiempo con otro juego de equipos en la misma fecha y está funcionando exitosamente.

Dos entidades que sí se han echado sobre sus hombros la misión de desarrollar a Samaná, tales como el Clúster Turístico y la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de la provincia, han calificado de lamentable la situación y han pedido al Gobierno, vía el Ministerio de Educación, que haga realidad el sueño del politécnico.

Es que las esperanzas están depositadas en la formación de los recursos humanos necesarios para trabajar en los actuales y futuros negocios que Samaná necesita para acompañar su pujante esfuerzo por el desarrollo turístico.

La positiva experiencia del politécnico de Consuelo, que fue abierto con una donación igual de España, es la más elocuente prueba de que existen muchas oportunidades de empleo y de buenos ingresos para los jóvenes que salen preparados en oficios técnicos, porque sus graduados, más de 300, están todos prestando servicios en los sectores público y privado.

Sin embargo, Samaná está rezagada. Y para remediar un poco la carencia de recursos humanos, los hoteles tienen que buscar personas con experiencia en otras zonas turísticas o brindar talleres, costeados por los propios empresarios, para formar a los empleados hoteleros que necesitan.

Por cada habitación hotelera ocupada se necesitan, al menos, nueve empleados. El politécnico puede ser, y será, si el Gobierno decide abrirlo y ponerlo a operar, la cantera en la cual Samaná buscara los nutrientes humanos del trabajo que necesita para su desarrollo en estos precisos momentos.

Están en curso fuertes inversiones para duplicar en dos años el número de habitaciones, pero si el politécnico no se abre y no se forman los técnicos entre su nutrida comunidad de jóvenes “ni, ni” no habrá esperanzas de nada y para nadie.

Lo que se impone es que el Ministerio de Educación y el patronato que fue creado para hacer realidad el politécnico se reúnan a discutir las formas de recuperar o rehabilitar los equipos, si es que todavía eso es posible, y tomar la firme decisión de darle a Samaná el politécnico que tanto necesita en estos momentos.

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