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El desprecio de una generosa donación

Hace nueve años, España donó al país dos juegos de equipamientos para establecer sendos politécnicos; uno en Consuelo, San Pedro de Macorís, y otro en Samaná; y mientras el primero ha graduado ya más de 300 alumnos que consiguieron empleos, el último ni siquiera ha arrancado.

Nadie ha querido dar al LISTÍN DIARIO una explicación convincente de las razones por las cuales los equipos de Samaná fueron confinados, desde entonces, en unos almacenes, sin que se les haya podido dar uso para los fines con que España hizo la generosa donación.

Se trata de equipos de alto valor que se encuentran inutilizados y probablemente dejados dañar por desuso, malogrando así una iniciativa que pudo darle a Samaná la oportunidad de preparar a sus jóvenes en distintas carreras técnicas de electricidad, refrigeración, informática y hotelería, como lo ha hecho el de Consuelo, llamado Politécnico Inmaculada Concepción.

Este último politécnico comenzó a operar en el 2014, después que España construyó el primer nivel del edificio para que se instalaran los talleres. Desde entonces, 330 jóvenes se han graduado y todos están trabajando en distintas empresas de la región Este.

La demanda es tan alta que estudiantes de otras escuelas van a realizar prácticas en este politécnico y sus autoridades gestionan añadirle 10 aulas para recibir y adiestrar a más jóvenes.

El de Samaná, una provincia turística necesitada de recursos humanos para sostener el desarrollo previsto con la ampliación de más de 5,000 habitaciones a su oferta hotelera actual en menos de dos años, sigue inoperante.

Aunque el local donde tienen arrumbados los costosos equipos donados por España se denomina Politécnico Natividad Zuleyka de Acosta, no hace honor a su categoría. Es, por el contrario, una escuela en caos, donde hay pizarras rotas, las aulas no tienen energía eléctrica (ni iluminación ni ventilación adecuadas), los estudiantes comen en los propios salones de clases, hay mucha basura y se notan signos de deterioro en las paredes.

Es inexplicable que estas cosas ocurran en una provincia necesitada de contar con un excelente politécnico, como el de Consuelo. Y que, en los hechos, al arrumbar los equipos y no utilizarlos nunca, esta dejadez se convierta en una lamentable muestra de desprecio ante la generosidad de España, país del que provienen los inversionistas que han asumido el desarrollo de infraestructuras hoteleras en esa bella zona.

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