La sociedad se siente burlada

¿Es esto justicia? Así se pregunta la gente, indignada y sorprendida, por el fallo de la Cámara Penal de la Corte de Apelación de San Francisco de Macorís, que redujo a dos años la pena de prisión de Marlin Martínez, enjuiciada junto a su hijo Marlon por el horrendo asesinato de la joven Emely Peguero en agosto de 2017.

Más allá de los argumentos invocados por los jueces del tribunal y los abogados defensores de la imputada, la sociedad esperaba que la primera sentencia recurrida en apelación no prosperara, aunque no estaba totalmente satisfecha con esa penalidad.

De hecho, la inconformidad persistía desde entonces, cuando se entendió que, dado el nivel profundo de complicidad y ocultamiento del cadáver que tuvo la imputada Marlin Martínez, lo que ameritaba era una sentencia más ajustada a la gravedad de los hechos.

La sociedad no olvida que ella, con el cadáver de la adolescente escondido en el baúl de un vehículo, convocó una rueda de prensa junto a su hijo, el asesino, para aparentar que nada sabían de la suerte de la desafortunada joven, víctima de un aborto letal forzoso, en un bochornoso ejercicio de mentira.

Luego vino una cadena de estratagemas para ocultar la verdad, más adelante para borrar evidencias o pruebas y, sucesivamente, para ver de qué manera la pareja bajo sospecha podía esquivar el justo peso de la justicia.

Como el procurador general de la República anunció que someterá un recurso de casación ante la Suprema Corte de Justicia para que se le imponga una pena de 20 años de prisión a la imputada, los nuevos magistrados de esa corte se verán ante su primera prueba de fuego cuando les toque decidir sobre esto.

¿Qué respuesta dará la Suprema ante un fallo que la sociedad ha sentido como una burla, como una negación de justicia propiamente, como una herida dolorosa que aun no sana?

Aguardamos, muy atentos, el momento de saberla.