Un no a la mordaza
El decisivo fallo del Tribunal Constitucional declarando inconstitucional el numeral 6 del artículo 44 de la Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, salva a la libertad de expresión y de prensa de otro gratuito y absurdo intento de restringirla.
Ese numeral, contemplado entre numerosas prohibiciones establecidas para el período de campaña electoral, abría las puertas para el resurgimiento de los mecanismos de censura que son propios de una dictadura, y como tal fue denunciado ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Esa norma inhibitoria, que también aparece un tanto clonada en la Ley Electoral, iba a crear las condiciones para que surgiera un clima de mordazas a la libre expresión del pensamiento, impidiendo que se difundan denuncias de corrupción o actos escandalosos de partidos y figuras políticas en la campaña electoral.
Apoyándose en unos criterios vagos sobre la difamación e injuria, tanto la ley de partidos como la electoral incluyeron penalidades de prisión de tres hasta 10 años a quienes hiciesen “comentarios negativos” contra partidos y figuras políticas.
Ya el propio Tribunal Constitucional, en su sentencia 00075/17, había eliminado las penas por delito de difamación e injuria que se consignaban en la Ley 6132 sobre expresión y difusión del pensamiento.
Era un contrasentido, por tanto, reactivarlas para una aplicación episódica y, para colmo, carentes de fundamento.
Preocupada por los alcances de ambas leyes, la reciente reunión de medio año de la SIP en Cartagena, Colombia, emitió una declaración en la que textualmente hizo constar esto:
“En materia legal y judicial, existen trabas y restricciones al ejercicio periodístico como la imposición de contenido y propaganda electoral que se evidencia en Bolivia, República Dominicana y Uruguay”.
Menos mal que el Tribunal Constitucional no admitió que se colara esta absurda penalización, a contracorriente de los esfuerzos que hace la prensa libre de nuestro país para defender los derechos de los ciudadanos a recibir y difundir sus ideas sin cortapisas.
Ha sido el mejor regalo del Tribunal Constitucional en el Día Nacional del Periodista, lo que celebramos.