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Un estafador muy infame

Inhumano y vil, un estafador se hizo pasar por donante voluntario de un riñón cuando leyó en la prensa que una madre angustiada estaba buscando a alguien que se ofreciera para el trasplante.

El avivato, que al parecer ha usado esta misma estratagema execrable para conseguir dinero, exprimió los bolsillos de la familia angustiada sacándole un millón de pesos en nueve meses.

La familia no disponía de ese dinero. Por el contrario, apelaba a la solidaridad de los compañeros de trabajo del joven enfermo y de sus amistades, para poder costear los tratamientos no cubiertos por el seguro de salud.

El joven paciente finalmente sucumbió a los trastornos causados por el riñón dañado y murió sin recibir nunca el órgano que supuestamente le “donaría” el estafador, pero por cuya oferta ya se había embolsillado miles de pesos.

La información que tiene la familia es que el individuo ha ofrecido lo mismo a otra familia desesperada por salvar la vida de un pariente, una familia pobre y humilde como la que fue engañada.

El Consejo Nacional de Trasplante ha tomado nota de este caso y lo investigará, para evitar que más personas necesitadas de órganos donados puedan caer en la trampa del estafador.

La donación de órganos debe ser un acto humanitario, generoso, voluntario. No es un trato comercial en el que alguien debe pagar para recibirlo.

Y para regular estas altruistas intenciones, existe un protocolo que taxativamente prohíbe las transacciones pecuniarias entre donante y receptor.

Lo que procede frente a este insólito caso es atrapar de inmediato al estafador y someterlo a la justicia por este timo millonario, pero más que nada por atentar contra la vida de un paciente que inútilmente esperó el trasplante de un órgano que nunca llegó.

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