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Un paso correcto del Presidente

El gobierno ha hecho suyo el clamor de una gran mayoría del pueblo dominicano y ha resuelto no fi rmar ni adoptar el Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular de las Naciones Unidas, por entender que contiene disposiciones “contrarias al interés nacional”.

Las razones fundamentales que se esgrimieron desde la sociedad para que no se asumiera este pacto son las mismas que el gobierno del presidente Danilo Medina invoca para desmarcarse de semejante compromiso internacional.

Ha puesto, en primer plano, por encima de toda consideración, la defensa de la Constitución y las leyes, algunas de cuyas normas iban a quedar peligrosamente subsumidas por un conjunto de 23 objetivos o compromisos en favor de los inmigrantes indocumentados.

Ese fue el gran temor que se apoderó de los verdaderos dominicanos: que su Carta Magna, que es la base de la nación libre y soberana que estamos construyendo desde el 1844, sea pasada por alto por un pacto supranacional y que el manejo de las normativas migratorias quede subordinado a lo que consagra el Pacto Mundial, no necesariamente a nuestras propias leyes.

El gobierno supo esquivar la trampa al decir que “aunque el Pacto no tiene carácter vinculante...

su adopción generaría compromisos al Estado dominicano que podrían socavar su capacidad para hacer valer sus normas migratorias”. Más claro, ni el agua.

Igualmente se dio cuenta de que algunos de esos 23 objetivos “pondrían cargas al Estado dominicano que, dado el contexto particular de nuestra isla, podrían desbordar con creces nuestros recursos”.

Del mismo modo, el Gobierno ha argumentado que ese pacto “crearía compromisos internacionales que le impedirían al Estado dominicano, o lo limitarían enormemente, para dar respuesta a situaciones que puedan presentarse en nuestra frontera terrestre”.

El presidente Medina ha dado un paso correcto al desvincularse de todo compromiso con ese pacto. Ha protegido la Constitución y las leyes de veladas o previsibles suplantaciones.

Y lo más importante: ha escuchado el sentir del pueblo y se ha puesto a la cabeza de un sentimiento nacional unánime, resistiendo eventuales presiones internacionales y locales para que la República resbalara y entrara en un derrotero de sumisiones y compromisos fatales para su soberanía y su autodeterminación.

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