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Esperando una sentencia ejemplar

El mallete de la justicia debe caer, como un golpe seco, sobre las cabezas de los autores intelectuales y materiales del asesinato de la menor Emely Peguero, de 16 años, embarazada de seis meses, tras un aborto brutal y una paliza, horrendo hecho que conmocionó al país.

No solo destrozaron la criatura que llevaba dentro al perforarle el útero, sino que, además, le propinaron golpes contundentes que destruyeron su cráneo.

Y encima de tanta crueldad, metieron los despojos de esa joven en una maleta que tiraron en un monte en Cayetano Germosén, provincia Espaillat, como si fuese una basura, para deshacerse impunemente de su cadáver.

Los autores pretendieron ocultar el crimen con una engañosa pero fallida estrategia de mostrar una falsa piedad y preocupación por su paradero, estrategia que se vino abajo cuando asomaron las sospechas certeras de quienes habían sido los culpables.

Los acusados son el novio de Emely y padre de la criatura que trituraron en el vientre, y la madre de éste. El ministerio público ha solicitado penas de prisión de 30 años para el primero y de 20 para su progenitora.

Después de un año y dos meses de un juicio llevado y traído al conjuro de chicanas jurídicas para retrasarlo, de intentos por inducir a los jueces a dictar penas suaves, no correspondientes a la magnitud del homicidio, el tribunal colegiado se apresta a emitir hoy la esperada sentencia.

Una opinión pública que no ha cesado de tener la vista fija en los prolegómenos de este juicio aguarda también el fallo, con la esperanza de que sea ejemplar, a la altura de un dolor que jamás cesará en la familia de la joven Emely y a la altura de la conmoción que sintió la sociedad dominicana ante esa fría masacre.

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