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China y RD, los retos de una relación (y 3)

El Director del Listín Diario, Miguel Franjul, estuvo en China hace 14 años y tras esa visita escribió tres editoriales proponiendo el establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ese país y la República Dominicana. Ahora, al regresar de un reciente viaje a China, estas son sus impresiones.

Con su política de “reforma y apertura”, que ha ido desplazando algunos escenarios creados por la revolución maoísta, China ha logrado en cuarenta años de prueba y error alcanzar la categoría de segunda potencia económica mundial, sacar de la pobreza a más de 700 millones de ciudadanos y apostar a un modelo de desarrollo que propicie lo que su presidente, Xi Jinping, ha llamado “una sociedad modestamente acomodada”.

Esa politica de apertura descansa en una estrategia bajo la cual China destina más de 350,000 millones de dólares en paquetes de inversiones y financiamientos en diferentes naciones, lo que le ha valido articular una red de socios, el más reciente de los cuales es la República Dominicana, para fortalecer su posicionamiento mundial, que ha logrado a base de un incremento sostenido de sus exportaciones.

En el contexto de esa estrategia, resultó acertada la decisión dominicana de aprovechar, en su condición de miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), los mecanismos de interacción y cooperación para dar el salto histórico de la apertura de las relaciones, acaso el mayor éxito de la diplomacia dominicana en muchos años, ya que esto implicó alcanzar, por primera vez en 60 años, un asiento como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Como le debe este puesto, en gran medida, al espaldarazo que China le dio dentro de la comunidad internacional, hubo un “ganar-ganar” en términos políticos para ambas naciones, de cuya relación también se pueden derivar ventajas que no solo se obtienen por la vía del comercio bilateral sino por el de las palancas de las influencias que se mueven a la hora de defender intereses mutuos.

En un plano más concreto de las amplias oportunidades que tiene el país al formalizar sus nexos con China podría considerarse una gestión para el financiamiento de una flota pesquera dominicana. Los astilleros de Xiamen pueden fabricar barcos para la pesca, ahora que aumenta el interés de China por los pescados y mariscos de América Latina, que los compra en abundancia.

No nos cabe duda de que China podría ver con simpatía un proyecto conjunto con República Dominicana para sentar las bases de una futura flotilla pesquera, que mucha falta nos hace para explotar las inmensas riquezas marinas en nuestro mar patrimonial, a fin de suplir necesidades alimenticias del pueblo y vender los excedentes a la misma China.

El menú de opciones es muy extenso. Una vez el presidente Danilo Medina visite oficialmente China antes de finalizar el año, sabremos la ruta de los acuerdos bilaterales y calibraremos la magnitud de los compromisos asumidos, su cuantificación y sus alcances, sus ventajas y sus consecuencias.

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