Vladimir, de Nizao a la gloria

Vladimir Guerrero se convirtió ayer en el tercer beisbolista dominicano en ingresar a Cooperstown, el Salón de la Fama del Beisbol de Grandes Ligas. Es el primero entre los jugadores bateadores, uniéndose a los antiguos pitchers Juan Marichal (1983) y Pedro Martínez.

Vladimir es apenas el noveno latino en ser miembro de Cooperstown, lo que nos da una idea de lo difícil que resulta recibir tales honores. República Dominicana tiene tres de esos nueve, una muestra fehaciente del alto sitial que ha alcanzado el deporte nacional.

Como sus antecesores Marichal y Pedro, Vladimir proviene también de lo más humilde de los hogares dominicanos. Marichal llegó a la cima procedente de un pequeño pueblito del Noroeste del país (Laguna Verde, provincia Monte Cristi), y Pedro tuvo sus raíces en un populoso barrio del Distrito Nacional, Manoguayabo.

Guerrero nació y continúa viviendo en Don Gregorio, municipio Nizao, en la provincia Peravia, un pequeño poblado de pescadores y agricultores, donde ha sentado raíces definitivas y ayudado a buenas causas de su comunidad.

Sus números estadísticos dicen lo grande que fue en Grandes Ligas. Una carrera de 15 años que le permitió disparar 449 jonrones, promedio excelente de .318 en su bateo, más de 2,500 hits y casi 1,500 carreras empujadas.

En el marco de su excelencia, fue un difícil bateador para el pitcheo contrario, y siempre se distinguió por su juego alegre y agresivo.

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