Ni un “coyote” preso

Pese a que la frontera está prácticamente ocupada por centenares de tropas, ninguno de los contados “coyotes” que logran ganarse hasta diez mil pesos diarios introduciendo haitianos de manera ilegal al país, ha sido hecho preso.

Bastante sospechoso esto.

De la existencia de esta red de traficantes se vino a saber cuando uno de sus componentes describió al diario El Día, hace dos semanas, algunas claves del lucrativo pero criminal negocio.

¿Cómo es posible que unos cuantos hombres sean capaces de burlar los controles migratorios de la frontera y hacer pasar a centenares de haitianos indocumentados al país sin que la autoridad haya podido ponerle freno a sus desafueros?

Lo presumible es que en ese negocio participen, como contraparte insensata y traicionera de su sagrada misión, aquellos guardafronteras militares que se prestan para un contubernio que si bien les deja dinero fluido y abundante, no deja de constituir una labor sediciosa contra la disciplina militar y la ley de migración y, sobre todo, contra las normas internacionales que tipifican el tráfico humano como un crimen de lesa humanidad.

Ahora que las Fuerzas Armadas anuncian un reforzamiento de tropas para proteger la frontera, tras las evidentes pruebas de que se ha incrementado este tráfico ilegal, lo previsible es que se imponga un mayor control de estos flujos ilegales, pero para lograrlo hay que atacar su contraparte más funesta: el macuteo de los que se hacen la vista gorda para dejar pasar a los “coyotes” con sus clientes.

Mover diez mil pesos diarios en la frontera, un solo “coyote”, nos da una idea de la magnitud del tráfico ilegal con peaje ilegal. No es posible que ese dinero se quede solo en los bolsillos de un solo “coyote”.

Apresando a los “coyotes”, se descalabraría el negocio. Al menos hasta que aparezcan los sucesores.

Tal vez por eso ninguno ha caído preso hasta ahora.

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