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De estrategia a entelequia

Cuando el Congreso Nacional aprobó la Ley Orgánica 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, hubo motivos para pensar que disponiendo de una visión país a largo plazo (2010-2030), la República Dominicana daría un salto de calidad para superar la improvisación en materia de desarrollo económico, social e institucional.

Pero la cotidianidad viene mostrando que esa Estrategia, tan bien defi nida, es solo un referente ocasional con grandes objetivos, metas, ejes transversales y acciones que van quedando al costado del camino.

La Estrategia aprobada manda a buscar consenso para que la sociedad toda fi rmara tres pactos considerados fundamentales para el éxito de su contenido: pacto por la educación, pacto eléctrico y pacto fi scal.

Después de dos años de discusiones masivas, el 2 de abril de 2014 fue fi rmado el pacto por la educación, que concitó el respaldo de todos los sectores nacionales, quienes conscientes de su importancia para el porvenir del país, sumaron sus esfuerzos para su materialización exitosa.

Como resultado del pacto educativo, el gobierno ha cumplido su compromiso de otorgar el 4% del Producto Interno Bruto al Ministerio de Educación, se han construido y rehabilitado decenas de miles de aulas, se ha ampliado la jornada extendida y se avanza en la dotación de nuevas tecnologías a alumnos y maestros para mejorar la calidad de la enseñanza.

La discusión del pacto por la electricidad, el otro que ha sido encarado, se ha quedado en el camino y culminará el año 2017 sin que fi nalmente se pueda fi rmar.

Su importancia es indudable porque es necesario superar distorsiones graves en la generación, transmisión, distribución, facturación y cobro de la electricidad para asegurar la sostenibilidad del sector sin que el contribuyente tenga que pagar tanto dinero en subsidios por su inefi cacia.

Al pacto fi scal nadie quiere darle el frente –salvo contadas excepciones- pese a que en República Dominicana perdura un régimen impositivo que castiga severamente a la clase media, privilegia los impuestos indirectos y tiene exenciones vergonzosas que favorecen a sectores poderosos y en expansión constante.

Con el actual régimen fi scal un profesional liberal paga más impuestos directos que un inversionista del turismo, pese a que los ingresos son incomparables y la injusticia evidente.

Ojalá que durante el año 2018 el pacto eléctrico y el fi scal entren en discusión y se fi rmen para que la Estrategia Nacional de Desarrollo no devenga en una entelequia.

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