Busquen a los prófugos
Más de 6,000 personas que han cometido delitos graves andan sueltas, eludiendo a la justicia, que los tiene como rebeldes ante la ley.
Esos rebeldes ante la ley pasaron alguna vez por el ministerio público y los tribunales y los despacharon para sus casas bajo la condición de presentarse periódicamente ante un juez, o en libertad bajo fi anza o domiciliaria, pero con iguales obligaciones.
Jamás lo han hecho, burlándose así de la justicia y la sociedad. Una vergonzosa prueba de impunidad.
Junto a esta cifra escalofriante, hay más de 400 prófugos con sentencias condenatorias (muchas de ellas en contumacia) por delitos de narcotráfi co, homicidios, lavado de activos, robos, estafas y violencia intrafamiliar.
Por lo que se ve, es bastante nutrida la lista de maleantes, cuyas identidades y, probablemente direcciones originales, están documentadas en los expedientes acusatorios, conjuntamente con los distintos tipos de delitos y las veces que cometieron estos.
En septiembre del año pasado, el procurador general Jean Alain Rodríguez le aseguró al LISTÍN DIARIO que estaba creando un sistema de data más efectivo para identifi car y localizar a esos seis mil prófugos o rebeldes ante la ley.
No sabemos, a la fecha, a cuántos han agarrados y enviados fi nalmente a prisión.
O si de verdad los están buscando.
Si todavía no se ha articulado este programa, este es el mejor momento para ir tras ellos, a sabiendas de que centenares son reincidentes en atracos y asesinatos y no dudamos que sean de los protagonistas actuales de los tantos desmanes que se cometen en las calles y que tienen sumida a la ciudadanía en un profundo estado de miedo y desconcierto.
Ya que el programa de patrullaje de tropas mixtas está en curso, y que apoyamos, es imperativo añadirle como elemento prioritario la búsqueda de estos “rebeldes ante la ley”, en especial los que son impenitentes asaltantes y homicidas.
Sería esta una manera de darle más efi cacia al objetivo de la prevención y neutralizar a delincuentes que, sin duda alguna, siguen desafi ando a la justicia y la autoridad porque la perciben blandita o atada a las indulgentes medidas cautelares del Código Procesal Penal, de las cuales se han benefi - ciado a sus anchas.
Se lo dejamos de tarea. Y esperamos que pasen la prueba.