EDITORIAL
El sistema carcelario al desnudo
Que seis de cada diez presos vuelvan a La Victoria a purgar nuevas penas es un indicador de las profundas debilidades que sigue acusando hoy nuestro sistema carcelario.
Este altísimo porcentaje, que se registra particularmente en las 26 cárceles del llamado viejo sistema, cuestiona la eficacia de las políticas sobre reinserción social de los delincuentes y deja al descubierto fallas profundas en nuestro esquema de justicia.
Lo peor del caso es que la mayoría de los que reingresan a estas cárceles ha reincidido en su favorito modo de delinquir, lo que a su vez demuestra que es débil el sistema de monitoreo o seguimiento a que son sometidos para evitar que vuelvan a sus andanzas.
Esto constituye una evidencia de que en sus períodos de internamiento carcelario la mayoría de los presos, sean preventivos o condenados, no han sido cabalmente preparados para la reinserción social, o que esencialmente son adictos a las felonías y no sienten miedo de volver al infierno que representan estas prisiones.
A diferencia de las cárceles del “viejo modelo”, las catorce prisiones o centros de corrección tienen menos casos de reincidencia por un mismo delito o por otros, lo que indica que es preciso avanzar hacia la unificación de un solo sistema.
Por muchas razones. Y una de ellas es que mientras más éxito tengamos en la regeneración de los delincuentes, más posibilidades tenemos de reducir el campo abierto para el delito, con todas las implicaciones que esto tiene para la seguridad ciudadana, la paz y la propiedad de bienes.
La serie de reportajes que, como dossier de investigación, está publicando el LISTÍN DIARIO, debe servir como un timbre de alarma para que las instituciones oficiales y privadas comprometidas en la funcionalidad del sistema penitenciario sean convocadas a una cumbre que permita tomar acciones para modificar esta preocupante anormalidad.
Es preciso y urgente que fijemos un rumbo nuevo en este sentido, procediendo a revisar las fallas del sistema, estructurando nuevas políticas y reglas o creando una mejor legislación para enfrentar este bochornoso estado de cosas.