La disciplina escolar en entredicho
Hechos bochornosos se están repitiendo en escuelas y colegios del país, mostrando por un lado el relajamiento del respeto hacia la autoridad escolar y, por el otro, la falta de consecuencias contra los que incurren en faltas graves, como actos indecorosos, violencia, sustracción de exámenes y burlas o maltratos (bullying).
“Estamos atados de manos para poder imponer más disciplina”, han dicho los representantes de instituciones educativas privadas que se quejan de que las actuales normas de “convivencia armoniosa” dentro de los planteles son demasiado laxas, con sanciones leves que no persuaden al alumno para que no reincida en sus faltas.
Si se trata de “faltas muy graves”, como las de introducir o consumir drogas, robar materiales, alterar documentos, ir armados, irrespetar al maestro, etc., las sanciones serían “la ubicación del/la estudiante en un espacio fuera del aula por un período máximo de dos días”, hacer tareas bajo supervisión de un profesor o un familiar y suspensión de su participación en actividades fuera del centro educativo.
En estos y otros casos está prohibido expulsar al alumno infractor de su centro educativo.
Las normas son importantes y crean un marco que, teóricamente, debe propiciar una coexistencia armónica entre alumnos y maestros, y entre los propios alumnos. Pero si las faltas no son sancionadas con cierto rigor, sin llegar a la arbitrariedad, entonces las normas no sirven para nada.
Los representantes de las instituciones educativas privadas demandan que se escuchen sus pareceres y que se ponderen los más de doscientos casos de violaciones graves a la disciplina que ellos han registrado en los últimos tiempos, y que se reconsideren las medidas disciplinarias.
Notificaron que ha habido casos de estudiantes que han ido armados y han protagonizado sucesos. Esto se tipifica como una “falta muy grave”, pero la sanción es alejarlos dos días del centro, no más. Lo mismo pasa con otras faltas que se consideran leves o graves, en cuyos casos las medidas disciplinarias serían una combinación de “la reflexión aleccionadora sobre el adecuado proceder” y un servicio a la comunidad educativa “reparador de la falta cometida”, algo muy ambiguo.
El tema de la disciplina en los centros educativos, privados o públicos, debe suscitar un debate más abierto, tomando siempre en cuenta que en la medida en que la disciplina se relaja más rápido caminamos hacia el descalabro de este pilar tan vital en la formación de ciudadanos respetuosos de las leyes y de los valores protegidos por nuestra Constitución.