Controles más estrictos a las plantas de gas

El cierre de algunas envasadoras de gas que operaban sin permisos oficiales, así como la decisión de someter al resto a profundas revisiones y actualizaciones de sus sistemas de manejo de este combustible, son dos acciones oportunas para comenzar a mejorar la seguridad de estas plantas.

Las recientes explosiones de tres plantas, con saldos de muertos, heridos y daños a propiedades, pusieron al descubierto las vulnerabilidades que acusan las instalaciones de este tipo y los peligros potenciales que ofrecen para los que residen en sus inmediaciones.

A tono con las medidas de carácter preventivo que se están adoptando tras estos accidentes, el ministerio de Industria y Comercio ha suspendido temporalmente la concesión de permisos para nuevas envasadoras, hasta asegurarse de que las mismas cumplirán con un conjunto de normas internacionalmente aceptadas para este tipo de operaciones.

En el país operan más de mil plantas envasadoras de gas y las recientes medidas de Industria y Comercio van destinadas a obligarlas a cumplir con todos los requisitos, que son muchos, y que abarcan dispositivos de mayor seguridad en los tanques, en los camiones tanqueros que lo distribuyen, así como sistemas contra incendios.

Pero la responsabilidad en los riesgos no es solamente de las plantas, sino de todos los usuarios de gas licuado de petróleo, especialmente los vehículos públicos o privados que funcionan con dobles tanques, los hogares, empresas e industrias.

En principio, las medidas apuntan a las envasadoras, porque los más graves accidentes han ocurrido en ellas, creando en la ciudadanía un gran temor y rechazo a la presencia de estas en sus residenciales.

Para que alcancemos un óptimo grado de control y seguridad, es preciso también que desde ahora en adelante haya una mayor vigilancia por parte del comité de seguridad que existe para estos fines y que integran representantes de distintas instituciones públicas y privadas.

Los descuidos o indiferencias, en este campo, son catastróficos. Y no podemos darnos el lujo de nuevas catástrofes.

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