EDITORIAL

Peligroso desafío a nuestras leyes migratorias

Por más que el país abrió un largo compás de tiempo para permitir a los extranjeros ilegales que regularizaran su situación, plazo que ya se venció, se observa una porfi ada actitud de los haitianos por ingresar al país, usando documentos falsifi cados que se asemejan a los permisos de residencia concedidos en este proceso.

Estamos frente a un problema que se genera sin que todavía hayamos resuelto el plan de repatriación de los ilegales que están aquí y que no califi caron, bajo ninguna circunstancia, para recibir los carnés de estadía, o que sencillamente no acudieron a registrarse.

Centenares de haitianos que han pretendido ingresar con documentos falsos pone en evidencia que existe toda una mafi a dedicada a este tráfi co ilegal para complicar aún más las cosas.

Las fuerzas militares dominicanas están puestas bajo estrés permanente para impedir estos ingresos masivos, pero en la medida en que se incrementa el desafío lo que sucederá es que al país lo van a denunciar como un inclemente deportador de haitianos “regularizados”, aunque se sepa hasta el hartazgo que se trata de documentos falsos y que la devolución está justifi cada.

Tomándoles las señas a estas mafi as del tráfi co de personas, es imperativo que el país notifi que a los organismos internacionales la nueva situación, que es provocativa y violatoria de las leyes migratorias nacionales. Para que conste en acta.

Como ya estamos presenciando los ejemplos, en otras partes del mundo, de lo incontenible que resulta impedir avalanchas de inmigrantes, lo más aconsejable es que el Gobierno dominicano apriete sus controles migratorios en la frontera antes de que ocurra lo indeseable.

Evidentemente que hay un propósito de estimular la llegada de haitianos con documentos falsos para desbordar la capacidad de las autoridades dominicanas en momentos en que se alista la logística de las repatriaciones.

Con demasiados ilegales dentro y llegando más, el trabajo de identifi car a los no regularizados de los que andan con papeles falsos causará un verdadero y complejísimo problema de difícil solución y manejo.

Tanto así que puede maniatar a las autoridades y hacer fracasar todo el sistema de regularización en el que tanto tiempo y recursos hemos invertido, tratando de hacer las cosas bien, en el justo marco de la ley y de nuestras potestades soberanas, y sufriendo los injustos embates mediáticos que nos presentan al mundo como una nación que actúa con criterios de racismo, xenofobia y toda suerte de discriminación.

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